Dios ha dejado claro que solo las parejas casadas pueden tener relaciones sexuales.
La Biblia dice: «Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros», Hebreos 13:4.
Por tanto, los esposos deben ser fieles el uno al otro y fortalecer su sentido de compromiso. Para disfrutar a plenitud del matrimonio lo más importante no es satisfacer los deseos propios, sino los del cónyuge. Ya lo dice la Biblia: «Hay más felicidad en dar que en recibir», Hechos 20:35.