Poncio Pilato encarga a Clavius, un centurión romano, que investigue la desaparición del cuerpo de Jesús y los rumores sobre su resurrección, ya que teme que este hecho pueda provocar revueltas judías que rompan la paz que Roma ha conseguido instaurar en la región.
Clavius comenzará a indagar, como si de un detective de la antigüedad se tratara, en busca del cuerpo del predicador nazareno.